Visto de manera sencilla, el sistema de granja industrial de agricultura moderna apunta a producir la mayor cantidad de carne, leche y huevos, de la forma más rápida y barata posible, y en la menor cantidad de espacio posible. Las vacas, terneros, cerdos, gallinas, pavos, patos, gansos, conejos y otros animales son puestos en pequeñas jaulas o compartimentos muchas veces sin posibilidad de darse vuelta. Se los priva del ejercicio para que todas las energías del cuerpo conduzcan a producir carne, huevos o leche para el consumo humano. Se los alimenta con hormonas de crecimiento para engordarlos más rápidamente y se los altera genéticamente para que crezcan más grandes o para que produzcan más leche o huevos que lo que la naturaleza originalmente propone.
Dado que el amontonamiento es una de los principales causantes de enfermedades, los animales en las granjas industriales son alimentados y rociados con grandes cantidades de pesticidas y antibióticos que permanecen en sus cuerpos y que se transmiten a la gente que luego se alimenta de ellos, lo que causa serios peligros en la salud de los seres humanos.
Estas sustancias pueden eleva el nivel de estrógenos y tóxicos en hombres como en mujeres, provocando trastornos hormonales, predisponiendo a la pubertad, envejecimiento precoz y a la manifestación de diferentes comorbilidades, debido a la acidificación del ph por el consumo desmedido.
Los pollos han sufrido un proceso de selección que hace que crezcan tres veces más rápido y consumiendo un tercio de la cantidad de comida normal, sacrificando el desarrollo óseo. Esto les causa problemas y enfermedades con dolor crónic en patas, articulaciones e incluso la fractura de vértebras.
Cada año se crían más de seis mil millones de "pollos de engorde" en establos.Se manipula la iluminación para mantener a las aves comiendo la mayor cantidad de tiempo posible y luego de apenas nueve semanas se las sacrifica. A pesar del gran uso de pesticidas y antibióticos, el 60 por ciento de las gallinas que se venden en el supermercado están infectadas con la bacteria de salmonela viva.
La selección genética para cubrir la demanda y reducir costos de producción causa dolores extremos en las extremidades y problemas óseos, haciendo que cada movimiento sea dificultoso. Una investigación encubierta realizada por PETA en 1994 dentro de la industria de los "pollos de engorde" también reveló que las aves sufren de deshidratación, enfermedades respiratorias, infecciones bacteriales, ataques cardíacos, piernas lisiadas y otras serias dolencias.
¿Te gustaría seguir comiendo pollo?
nos leemos en la próxima entrega
Beto Santana
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